La Fibromialgia Reumática (FMR) es la causa más frecuente de dolor generalizado crónico con que se enfrenta la reumatología moderna. Afecta a un 2.4% de la población española mayor de 20 años y se caracteriza por cansancio, insomnio (o sueño no reparador) y dolores osteomusculares generalizados.
En la actualidad se desconocen con exactitud sus mecanismos etiológicos y fisiopatológicos aunque recientes estudios implican a una disfunción del sistema nervioso autónomo como parte del trastorno.
La FMR es una enfermedad difícil de manejar y todavía es una asignatura pendiente, en general, para la medicina y, en particular, para la reumatología. Su realidad se enfrenta con varios problemas a la hora de su diagnóstico y de su tratamiento. Aunque es una enfermedad difícil de reconocer, es llamativo que todavía no sea considerada como una enfermedad por muchos profesionales médicos.
Es cierto que los pocos avances en esta enfermedad la hacen un trastorno doblemente frustrante. Frustrante para el médico por las grandes limitaciones éste tiene en el tratamiento médico y frustrante para el paciente porque pocas veces se siente suficientemente aliviado. Sin embargo, sigue siendo obligación del profesional médico establecer un diagnóstico riguroso y no caer en la fácil tentación de recurrir a la FMR para justificar cualquier dolor generalizado “inexplicable” que por su carácter de “incurable” justifican de continuo la inhibición del profesional.
La historia de la medicina se ha escrito sobre innumerables enfermedades médicas incurables ante las que el médico siempre se ha ofrecido como un sencillo consejero y orientador.