La osteoporosis es hoy un problema sanitario de primera magnitud y será aún mayor en los próximos lustros debido a la clara inversión de la pirámide poblacional en los países desarrollados. Se calcula que el 40% de las mujeres por encima de los 50 años sufrirá al menos una fractura osteoporótica en los próximos años. A pesar de estas alarmantes expectativas, la medicina actual dispone de eficaces herramientas para el control de esta enfermedad y la prevención efectiva de su consecuencia principal, las fracturas. A la ya conocida oferta de tratamientos convencionales como el tratamiento hormonal sustitutivo (estrógenos), calcitonina, raloxifeno y bifosfonatos (alendronato, risedronato, ibandronato y zolendronato) se han ido sumando nuevos y potentes fármacos como el ranelato de estroncio, la teriparatida, la paratohormona y el denosumab.

En el caso desgraciado de haber sufrido ya una fractura y, ésta fuera vertebral, hoy se puede recurrir a técnicas mínimamente invasivas muy eficaces en el control del dolor, como la vertebroplastia y la cifoplastia.

En definitiva, la osteoporosis es una enfermedad muy frecuente que aún lo será más en los próximos años. Prevenirla y tratarla adecuadamente es relativamente sencillo si se acude al especialista a tiempo.