El lupus eritematoso sistémico (también denominado LES o lupus) es una enfermedad inflamatoria crónica de origen autoinmune que puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso y, eventualmente, otros órganos del cuerpo.
Todavía no se conocen los motivos por los que desencadena esta reacción inflamatoria dirigida contra los tejidos, pero probablemente se produce por la combinación de predisposiciones hereditarias y determinados factores ambientales como, las infecciones virales, el stress o los rayos ultravioleta del sol. Cualquiera de estos estímulos, sobre un organismo genéticamente predispuesto, puede provocar un estado de conflicto en nuestro sistema inmunológico en el que se dejan de reconocer como propios a algunos nuestros propios tejidos (piel, riñones…) y, por tanto, se desencadena un ataque inmunológico frente a ellos mediante lo que se conoce como “reacción autoinmune”.
La insumisión del sistema inmunológico
La autoinmunidad es un estado patológico en el que nuestras defensas (sistema inmune) entran en “insumisión” o “guerra civil”. Esta facción de las defensas que se rebela contra sus propios tejidos, es decir que pierde su “autotolerancia”, desencadena un ataque mediante «autoanticuerpos» que provoca distintos síntomas según cuál sea el órgano diana elegido y con qué grado de intensidad se afecte. Los síntomas más comunes incluyen artritis y erupciones en la piel generalmente acompañados de cansancio y fiebre.
El lupus es 10 veces más frecuente en mujeres, generalmente jóvenes (20-40 años) y suele cursar en brotes alternados, como en todas las guerras, con períodos de paz o remisión. Los estímulos más conocidos que pueden desencadenar brotes son la exposición solar, el stress y las infecciones, por ello es básico prevenir eficazmente estas situaciones.
Situaciones de riesgo
El pronóstico del LES varía mucho dependiendo de los órganos afectados y de la intensidad de afectación de los mismos. Los lupus menos graves suelen ser los limitados exclusivamente a la piel y los lupus más serios son los que cursan con mayor número de órganos afectados (multisistémicos), especialmente cuando se afectan el riñón, el sistema nervioso o se inflaman los vasos sanguíneos causando vasculitis.
El embarazo y el puerperio son situaciones muy delicadas en pacientes con enfermedades autoinmunes y, en particular, con lupus. Como regla general el embarazo se desaconseja en aquellas pacientes con un LES mal controlado, ya que existe mayor riesgo para la salud de la madre y del feto.
Sin embargo, en las pacientes lúpicas con buen control, el embarazo no está contraindicado aunque exige un seguimiento según un protocolo de embarazo de alto riesgo, en el que es fundamental el diálogo entre el reumatólogo y el ginecólogo. El puerperio es una situación delicada en la que existe un cambio hormonal muy importante haciendo a la paciente lúpica mucho más vulnerable a brotes. Es una etapa de vigilancia estrecha a la madre.