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Artritis psoriasica y terapias biológicas

Uno de los temas que más interés suscita en la WEB es el de las terapias biológicas. Quizás tengas artritis psoriásica y (quién sabe) también estés en tratamiento con alguna de ellas.  Si es así, seguro que esta entrada es de tu máximo interés.

Recientemente he finalizado un informe para la Sociedad Española de Reumatología en donde evaluamos hasta dónde llegan las terapias biológicas en el control de la artritis psoriásica. Más allá del control de los síntomas (donde es bien conocida su eficacia)  ¿son capaces las terapias biológicas de detener la progresión de la artritis psoriásica? En mi criterio, ésta es la pregunta clave ya que, de ser así, la enfermedad estaría completamente detenida con el tratamiento, sin producir destrucción articular y, por tanto, mejorando enormemente el pronóstico del paciente.

Artritis Psoriásica

La artritis psoriásica es una consecuencia más de una enfermedad sistémica crónica, hoy por hoy incurable, que afecta predominantemente a la piel y se llama psoriasis. La artritis psoriásica puede aparecer en el contexto de psoriasis cutánea o ungueal pero puede NO ser así. Cuando NO hay psoriasis y, sin embargo, SÍ hay artritis se genera un dilema diagnóstico difícil, en donde la intuición del reumatólogo es básica. Hay muchas artritis crónicas, que preceden en meses o años a la psoriasis cutánea (o ungueal), y que si no son tratadas progresan hasta producir destrucción articular. De ahí la importancia de un tratamiento precoz que, en estos casos, se fundamentará tan sólo en la «intuición» y «olfato» del reumatólogo ya que todas las pruebas reumáticas serán normales y tampoco habrá psoriasis.

Terapias biológicas

Terapias biológicas en reumatología ¿qué son?

artritis psoriasica y terapias biológicas

Como ya es sabido las terapias biológicas son un conjunto de fármacos en constante expansión que se utilizan eminentemente para el tratamiento de la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante y otros tipos de espondiloartritis, como la artritis psoriásica. Tienen por virtud el bloquear o inactivar selectivamente mediadores inflamatorios que, se sabe, son decisivos en la génesis y perpetuación de la inflamación articular. En el caso de la artritis psoriásica, en España están aprobadas terapias biológicas que inactivan al TNF alfa (ifliximab, etanercept, golimumab y certolizumab pegol), la interleucina 17 (secukinumab) y , conjuntamente, a las interleucinas 12 y 23 (ustekinumab).

Cuando un paciente con artritis psoriásica es tratado con terapias biológicas es esperable que mejore la artritis y también la psoriasis. ¿Pero se llega a frenar la enfermedad articular?. La respuesta es que SÍ. Esto se ha podido demostrar con claridad en el caso de ifliximab, etanercept, golimumab, adalimumab y ustekinumab. Los estudios con certolizumab son algo más confusos, aunque, parece que también. Con secukinumab todavía no hay estudios que evalúen el daño estructural.

En consecuencia, si tienes artritis psoriásica y estás en tratamiento con terapias biológicas quédate tranquilo porque además de quitarte dolor e inflamación están deteniendo la progresión natural de la enfermedad (que no es poco).

El ibuprofeno a dosis altas aumenta el riesgo cardiovascular

El ibuprofeno es uno de los antinflamatorios más utilizados en la práctica clínica española. No sólo lo usamos para reducir la fiebre sino también como analgésico frente a cualquier tipo de dolor:cefalea, menstrual, musculo-esquelético…Hay gente que incluso se lo toma con el desayuno «para empezar bien el día». Error! La toma crónica de antinflamatorios no es «gratuita». Tiene sus costes y,desde luego, no son pequeños.

En los últimos meses se han ido comunicando alarmantes efectos adversos  relacionados con el uso crónico de distintos tipos de antinflamatorios (diclofenaco, inhibidores selectivos de COX2, naproxeno…) El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) ha finalizado una revisión acerca del riesgo cardiovascular asociado a la administración por vía sistémica de ibuprofeno. Su principal conclusión es que  la administración de dosis altas de ibuprofeno (iguales o mayores a 2.400 mg/día) se asocian con un mayor riesgo de trombosis arterial, siendo este riesgo equiparable al de los inhibidores de la COX-2 a dosis estándar. Para tranquilidad de la mayor parte de usuarios, señalar, que las dosis habituales de consumo no suelen sobrepasar los 1200-1800 mg/ d .

Osteoporosis y apnea del sueño: un «maridaje» poco conocido

RONF ZLa osteoporosis y la apnea del sueño son dos condiciones muy comunes que aumentarán tremendamente su prevalencia en los próximos años. Es bien conocido que la apnea del sueño se asocia significativamente a problemas cardiovasculares, hormonales, metabólicos o, incluso, inflamatorios. Pero no es tan conocida su asociación a osteoporosis. Normalmente se tiene la percepción de que los «roncadores» son un colectivo de edad media o avanzada y, por consiguiente, se da por supuesto que la osteoporosis es una enfermedad, en cierto modo, «esperable».  Sin embargo esta es una verdad sólamente «a medias». Existen muchos niños y adolescentes que, debido problemas de hipertrofia de adenoides («vegetaciones») ,son igualmente «roncadores» y , en ellos, la osteoporosis no resulta tan «esperable» y , además, se puede prevenir. ¿Qué implicaciones tiene para el esqueleto la apnea del sueño?

Éstas y muchas otras consideraciones se revisan en un interesantísimo artículo publicado en el último número del Journal of Bone & Mineral Research. Dicho artículo tiene un elevado nivel técnico pero en esencia concluye que la apnea del sueño (por diferentes mecanismos: falta de oxígeno, mala calidad de sueño, acortamiento del período de descanso, inflamación…) probablemente altera los mecanismos normales de renovación del hueso (proceso técnicamente conocido como remodelado óseo). Este desajuste consiste básicamente en el predominio de la fase de destrucción de» hueso viejo» sobre la de renovación y formación de «hueso nuevo». Este predominio, resulta claramente en un balance negativo que significa pérdida progresiva de hueso y  osteoporosis con, el consiguiente, mayor riesgo de fractura. Los autores concluyen que es necesario profundizar más sobre este «curioso matrimonio» dado que la población se va envejeciendo de manera imparable.  Si a ello añadimos el aumento trepidante de la obesidad en el mundo desarrollado (asociada inevitablemente a apnea del sueño) el impacto de la osteoporosis en la salud pública de los años venideros será de mucha mayor magnitud a la ya esperada.

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Artrosis vs Artritis

Artrosis vs Artritis: una duda habitualmente preguntada en la consulta del reumatólogo. Aquí te damos algunas claves que te ayuden a comprender las diferencias entre ambas y, también, alguna de sus similitudes que , a veces, hace casi imposible su diferenciación.

Quizá mucha de la de la confusión entre ambos términos se deba a que el término sajón de artrosis se denomina osteoarthritis lo cual contribuye a diluir la frontera (de por sí poco nítida) entre ambas enfermedades. Pero ¿en España que conocemos por artrosis?

artrosis vs artritis

Artrosis vs Artritis: en la artrosis el cartílago se va deteriorando y perdiendo.

La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta eminentemente al cartílago articular, envejeciéndolo y, finalmente destruyéndolo. La pérdida del cartílago articular es lenta, progresiva y se hace de una manera parcheada. Me gusta usar el símil de un green de golf, de una pradera de césped.  Cuando se riega poco es césped, van apareciendo «parches» de hierba seca que progresivamente van superponiéndose hasta terminar de secar esa agradable y confortable pradera. El cartílago también va «secándose» de manera parcheada hasta que finalmente se pierde de la superficie articular casi en su totalidad. Como se puede ver en la secuencia de ilustraciones, su eliminación final tiene consecuencias muy directas en la función de la articulación, ya que ésta finalmente pierde este excepcional «tapiz» viscoelástico que contribuye a paliar la fricción y el desgaste entre 2 huesos que íntimamente se contactan y articulan. Al desaparecer la lubricación, la fricción aumenta y las articulaciones «chirrían» como las bisagras envejecidas traduciéndose en dolor, rigidez, inflamación, deformidad y limitación del movimiento.

artrosis vs artritis

Artrosis vs Artritis: en la artrosis el cartílago finalmente se pierde y los huesos friccionan entre sí

No siempre la artrosis acontece en personas de edad avanzada. Es bastante frecuente encontrar pacientes artrósicos en la edad media de la vida, incluso, en gente joven. En mujeres, suele aparecer con el cambio hormonal propio de la menopausia. En hombres jóvenes, viene muy condicionado por el sobrepeso y el exceso de actividad deportiva. En ambos casos, la artrosis podría considerarse las canas o las arrugas de las articulaciones que aparecerán dependiendo (como las canas) de la herencia familiar. Siempre hay gente que «envejece» antes que otra y en ello mucha culpa tiene la genética.

¿Y qué conocemos de la artritis?

La artritis también cursa con dolor, inflamación, deformidad y limitación del movimiento articular pero en este caso el problema no radica inicialmente en el cartílago sino que se origina en otro componente de la articulación que se llama la membrana sinovial. La membrana sinovial es el envoltorio natural de las articulaciones .

artrosis vs artritis

Artrosis vs Artritis: en la artritis el cartílago, hueso y ligamentos finalmente se destruye

Al igual que todos los envoltorios naturales, la membrana sinovial desempeña también una función bioactiva que permiten la comunicación y la transformación del entorno. La rica vascularización de esta membrana le permite una continua e intensa comunicación con el resto del cuerpo de tal suerte que, a veces, resulta un termómetro excelente del estado general de salud del organismo siendo muy sensible a enfermedades sistémicas. Estas enfermedades sistémicas pueden ser infecciosas que producen un quebrantamiento del estado general acompañado múltiples síntomas osteo-articulares añadidos que van desde simples dolores osteo-articulares (como ocurre en la gripe) a verdaderas artritis como ocurre en la endocarditis infecciosa. Pero la mayoría de las enfermedades sistémicas que cursan con síntomas articulares no son infecciosas sino de origen autoinmune . En estas enfermedades nuestras defensas desarrollan algo parecido a una «alergia» a nuestras articulaciones destruyéndolas mediante una agresiva y permanente inflamación de la membrana sinovial , es decir, las destruyen provocando una artritis .

artrosis vs artritis

Artrosis vs Artritis: en la artritis el fenómeno primario es la inflamación de la membrana sinovial

Por tanto, a diferencia de lo que ocurría en la artrosis, que se iniciaba con la muerte progresiva del cartílago, en la artritis, no hay muerte inicial del cartílago sino una inflamación y engrosamiento progresivo de la membrana sinovial que crece invadiendo la articulación, produciendo derrame de líquido sinovial y mediadores bioquímicos que ,en última instancia, destruyen también al cartílago y al hueso articular. En ambos casos existe dolor, inflamación, deformidad y limitación del movimiento pero el origen y el pronóstico de ambas enfermedades es distinto.

 

¿Cuando tengo artrosis y cuando tengo artritis? Como en la escala de colores entre el blanco y el negro hay siempre una gran variedad de grises. En líneas generales, se pensará en una artritis cuando, sin trauma previo, de manera espontánea y de una forma más o menos rápida, se empiece a notar que una o más articulaciones duelen o se inflaman. Esta inflamación, no siempre es continua pudiendo ser muchas veces episódica y recidivante. Ante un proceso de estas características, no se debe tardar en consultar con el reumatólogo porque el retraso en un diagnóstico correcto puede ser crucial para el pronóstico de la enfermedad. No olvidemos que son enfermedades «generales o sistémicas» y afectan a todo el organismo. A la artritis siempre habrá que ponerla un apellido: artritis reumatoide, artritis psoriásica, artritis gotosa… y no hay especialista más capacitado que el reumatólogo para hacerlo.

Frente este perfil de presentación, está el dolor articular más insidioso, más uniforme y más progresivo que, generalmente, aparece cuando la articulación se usa y deja de doler con ella en reposo. Suele acompañarse de un componente inflamatorio menos acusado pero lentamente también va haciendo a nuestras articulaciones más rígidas y limitadas.

Este perfil de presentación varía en función de la articulación que se afecte pero suele ajustarse muy bien a la artrosis de cadera o rodilla (las más frecuentes). Sin embargo, difiere del que se observa en la artrosis de las manos que, está muy ligado a la herencia, y suele cursar de manera más explosiva con más inflamación y deformidad. En estos casos es más complicado establecer una frontera entre artrosis y artritis, quizá por ello, los sajones mucho más pragmáticos, le llaman a todo: osteoarthritis. En cualquier caso es, algunas variedades de la artrosis de las manos suponen un problema clínico muy difícil de tratar. Por un lado, los tratamientos clásicos de la artrosis, raramente dan resultados. Por otro, tampoco se puede recurrir (de manera general) a la cirugía de recambio, como ocurre con cadera y rodilla. Pero, para añadirle más complejidad, la realidad es que muchos reumatólogos pensamos que ciertos tipos de artrosis de manos, en realidad, son más bien una variedad de artritis. De hecho, si existe algún tratamiento que funcione en este tipo de artrosis de manos tan agresivo, ése es el tratamiento que habitualmente aplicamos a las artritis.

En resumen, podríamos decir de Artrosis vs Artritis que se trata de enfermedades casi siempre diferentes, con consecuencias similares y tratamientos que no siempre son diferentes.

El buen reumatólogo: hacer certeza la sospecha

El reumatólogo es un especialista de gran versatilidad cuya extensa formación lo hace idóneo para el diagnóstico de enfermedades dolorosas que, no sólo afectan a huesos o músculos, sino también a otros órganos que nada tienen que ver, como el riñón, el hígado, el pulmón, el cerebro, el ojo, el intestino o la piel.

A esta complejidad de unificar síntomas muy diversos y «etiquetarlos», se le añade la importante limitación: la reumatología dispone de muy pocas pruebas reumáticas que, ni siquiera, son específicas. De esta manera, la formación y aptitudes del reumatólogo serán determinantes ante la difícil misión de (sin apenas pruebas diagnósticas) integrar síntomas muy variopintos, ordenarlos y finalmente «etiquetarlos» dentro de las casi 200 enfermedades reumáticas que trata la reumatología.
¿Qué aptitudes debe tener el mejor reumatólogo? Debe ser un especialista con la formación más sólida y amplia posible, continuamente actualizado, con larga experiencia en la asistencia a pacientes y, sobre todo, con mucho sentido común. En manos de un especialista de estas características es más fácil que una especialidad tan difícil como la reumatología, en donde la impresión clínica del médico es decisiva, una sospecha o duda diagnóstica se convierta con más facilidad en una certeza y, por tanto, en un tratamiento eficaz.