Artrosis vs Artritis: una duda habitualmente preguntada en la consulta del reumatólogo. Aquí te damos algunas claves que te ayuden a comprender las diferencias entre ambas y, también, alguna de sus similitudes que , a veces, hace casi imposible su diferenciación.
Quizá mucha de la de la confusión entre ambos términos se deba a que el término sajón de artrosis se denomina osteoarthritis lo cual contribuye a diluir la frontera (de por sí poco nítida) entre ambas enfermedades. Pero ¿en España que conocemos por artrosis?
La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta eminentemente al cartílago articular, envejeciéndolo y, finalmente destruyéndolo. La pérdida del cartílago articular es lenta, progresiva y se hace de una manera parcheada. Me gusta usar el símil de un green de golf, de una pradera de césped. Cuando se riega poco es césped, van apareciendo «parches» de hierba seca que progresivamente van superponiéndose hasta terminar de secar esa agradable y confortable pradera. El cartílago también va «secándose» de manera parcheada hasta que finalmente se pierde de la superficie articular casi en su totalidad. Como se puede ver en la secuencia de ilustraciones, su eliminación final tiene consecuencias muy directas en la función de la articulación, ya que ésta finalmente pierde este excepcional «tapiz» viscoelástico que contribuye a paliar la fricción y el desgaste entre 2 huesos que íntimamente se contactan y articulan. Al desaparecer la lubricación, la fricción aumenta y las articulaciones «chirrían» como las bisagras envejecidas traduciéndose en dolor, rigidez, inflamación, deformidad y limitación del movimiento.
No siempre la artrosis acontece en personas de edad avanzada. Es bastante frecuente encontrar pacientes artrósicos en la edad media de la vida, incluso, en gente joven. En mujeres, suele aparecer con el cambio hormonal propio de la menopausia. En hombres jóvenes, viene muy condicionado por el sobrepeso y el exceso de actividad deportiva. En ambos casos, la artrosis podría considerarse las canas o las arrugas de las articulaciones que aparecerán dependiendo (como las canas) de la herencia familiar. Siempre hay gente que «envejece» antes que otra y en ello mucha culpa tiene la genética.
¿Y qué conocemos de la artritis?
La artritis también cursa con dolor, inflamación, deformidad y limitación del movimiento articular pero en este caso el problema no radica inicialmente en el cartílago sino que se origina en otro componente de la articulación que se llama la membrana sinovial. La membrana sinovial es el envoltorio natural de las articulaciones .
Al igual que todos los envoltorios naturales, la membrana sinovial desempeña también una función bioactiva que permiten la comunicación y la transformación del entorno. La rica vascularización de esta membrana le permite una continua e intensa comunicación con el resto del cuerpo de tal suerte que, a veces, resulta un termómetro excelente del estado general de salud del organismo siendo muy sensible a enfermedades sistémicas. Estas enfermedades sistémicas pueden ser infecciosas que producen un quebrantamiento del estado general acompañado múltiples síntomas osteo-articulares añadidos que van desde simples dolores osteo-articulares (como ocurre en la gripe) a verdaderas artritis como ocurre en la endocarditis infecciosa. Pero la mayoría de las enfermedades sistémicas que cursan con síntomas articulares no son infecciosas sino de origen autoinmune . En estas enfermedades nuestras defensas desarrollan algo parecido a una «alergia» a nuestras articulaciones destruyéndolas mediante una agresiva y permanente inflamación de la membrana sinovial , es decir, las destruyen provocando una artritis .
Por tanto, a diferencia de lo que ocurría en la artrosis, que se iniciaba con la muerte progresiva del cartílago, en la artritis, no hay muerte inicial del cartílago sino una inflamación y engrosamiento progresivo de la membrana sinovial que crece invadiendo la articulación, produciendo derrame de líquido sinovial y mediadores bioquímicos que ,en última instancia, destruyen también al cartílago y al hueso articular. En ambos casos existe dolor, inflamación, deformidad y limitación del movimiento pero el origen y el pronóstico de ambas enfermedades es distinto.
¿Cuando tengo artrosis y cuando tengo artritis? Como en la escala de colores entre el blanco y el negro hay siempre una gran variedad de grises. En líneas generales, se pensará en una artritis cuando, sin trauma previo, de manera espontánea y de una forma más o menos rápida, se empiece a notar que una o más articulaciones duelen o se inflaman. Esta inflamación, no siempre es continua pudiendo ser muchas veces episódica y recidivante. Ante un proceso de estas características, no se debe tardar en consultar con el reumatólogo porque el retraso en un diagnóstico correcto puede ser crucial para el pronóstico de la enfermedad. No olvidemos que son enfermedades «generales o sistémicas» y afectan a todo el organismo. A la artritis siempre habrá que ponerla un apellido: artritis reumatoide, artritis psoriásica, artritis gotosa… y no hay especialista más capacitado que el reumatólogo para hacerlo.
Frente este perfil de presentación, está el dolor articular más insidioso, más uniforme y más progresivo que, generalmente, aparece cuando la articulación se usa y deja de doler con ella en reposo. Suele acompañarse de un componente inflamatorio menos acusado pero lentamente también va haciendo a nuestras articulaciones más rígidas y limitadas.
Este perfil de presentación varía en función de la articulación que se afecte pero suele ajustarse muy bien a la artrosis de cadera o rodilla (las más frecuentes). Sin embargo, difiere del que se observa en la artrosis de las manos que, está muy ligado a la herencia, y suele cursar de manera más explosiva con más inflamación y deformidad. En estos casos es más complicado establecer una frontera entre artrosis y artritis, quizá por ello, los sajones mucho más pragmáticos, le llaman a todo: osteoarthritis. En cualquier caso es, algunas variedades de la artrosis de las manos suponen un problema clínico muy difícil de tratar. Por un lado, los tratamientos clásicos de la artrosis, raramente dan resultados. Por otro, tampoco se puede recurrir (de manera general) a la cirugía de recambio, como ocurre con cadera y rodilla. Pero, para añadirle más complejidad, la realidad es que muchos reumatólogos pensamos que ciertos tipos de artrosis de manos, en realidad, son más bien una variedad de artritis. De hecho, si existe algún tratamiento que funcione en este tipo de artrosis de manos tan agresivo, ése es el tratamiento que habitualmente aplicamos a las artritis.
En resumen, podríamos decir de Artrosis vs Artritis que se trata de enfermedades casi siempre diferentes, con consecuencias similares y tratamientos que no siempre son diferentes.