El reumatólogo es un especialista altamente versátil formado desde la medicina interna para el diagnóstico de los dolores osteo-musculares y para su tratamiento conservador. Debido a sus amplios conocimientos en medicina interna, el reumatólogo, es un especialista con notables dotes para explicar y entender múltiples enfermedades que cursan o debutan con síntomas dispares (cutáneos, pulmonares, neurológicos, digestivos…), además de con dolores osteo-articulares. Por este motivo, suele ser un especialista apreciado en el entorno hospitalario cuya opinión es solicitada por otros especialistas para acertar o cuadrar un diagnóstico complejo.
Es sin embargo un gran desconocido para el público en general. Debido a la confusa etimología de la palabra «reumatólogo», existe gran desorientación acerca de sus cometidos. Existe la creencia generalizada de que el reumatólogo es un especialista exclusivo de personas mayores. Este sentimiento, genera cierto rechazo en los pacientes más jóvenes que se alejan de reumatólogo acudiendo, equivocadamente, al traumatólogo en el convencimiento de que éste debe ser el médico de sus huesos. Siempre explicamos a nuestros pacientes que del mismo modo que una cefalea es estudiada eminentemente por un neurólogo y, no un neurocirujano.
¿porqué un dolor de huesos o articulaciones es estudiado por el cirujano de los huesos y no por el médico de los huesos, el reumatólogo?
Es cierto que reumatólogos y traumatólogos solapan en muchos casos sus ámbitos de acción. Esto suele ocurrir en las patologías degenerativas, tendinitis, sinovitis, lumbalgias o cervicalgias. Sin embargo no hay que olvidar que muchos de estos síntomas pueden formar parte de enfermedades sistémicas (que afectan a todo el organismo) y un retraso en su diagnóstico y tratamiento puede tener graves consecuencias para el paciente. Un ejemplo muy frecuente en mi consulta, es recibir a pacientes que durante años han sido tratados el traumatólogo de inflamación crónica de rodilla o muñecas, e incluso han sido sometidos a distintas cirugías, que finalmente han sido diagnosticados de una artritis crónica en el contexto de una artropatía psoríasica o una artritis reumatoide para las cuales, el tratamiento indicado puede ya no ser tan eficaz porque se inicia tardíamente, cuando pueden existir secuelas.
A modo de resumen, reivindicar el papel del reumaologo como «médico del aparato locomotor» al que hay que acudir preferentemente ante cualquier dolor de origen no traumático pero, siempre, ante una inflamación articular no causada por un golpe. El retraso en esta consulta puede suponer mucho en el pronóstico de la articulación inflamada.