Las terapias biológicas en reumatología se corresponden con un grupo de fármacos destinados a modular la respuesta inmune que, esencialmente aminoran, atenúan e, incluso, suprimen los indeseables efectos de la inflamación crónica provocada por las enfermedades autoinmunes reumatológicas, en particular, la Artritis Reumatoide (AR). Se considera que modifican sustancialmente el curso de la artritis, al punto de detenerla en su progresión consiguiendo lo que se conoce como remisión de la enfermedad.
Sus acciones o mecanismos de acción son mucho más selectivos y van más allá de lo empleado hasta ahora (metotrexato, leflunamida, antipalúdicos, salazopyrina…) bloqueando moléculas mucho más decisivas en la generación y perpetuación de la inflamación o de la destrucción articular.
Se distinguen varios tipos de terapias biológicas que se dividen dependiendo del tipo de molécula a neutralizar o bloquear. Los más conocidos y utilizados son los agentes biológicos que neutralizan al factor de necrosis tumoral alfa (anti-TNF alfa) como el adalimumab, etanercept, infliximab, certolizumab pegol, o el golimumab. En general, éstos están considerados como la primera línea dentro de las terapias biológicas y se suelen proponer si fracasa el metotrexato o la triple terapia (metotrexato+ antipalúdicos + salazopyrina).
Existen otros agentes biológicos que son utilizados en la AR como segunda línea, con otros mecanismos de acción distintos al bloqueo del TNF alfa, que se reservan en caso de falta de respuesta o toxicidad a los anteriores como: abatacept, tocilizumab, rituximab o tofacitinib.
Mayor innovación, mayor coste
Las terapias biológicas son tratamientos más sofisticados y costosos que los tradicionales Fármacos Modificadores de Enfermedad (FAME) que se reservan, por tanto, a aquéllos pacientes con AR que no han respondido totalmente a los FAME o para aquellos cuya respuesta no alcanza los objetivos científicamente pre-establecidos. No obstante, la llegada al mercado de fármacos biosimilares, conllevará un notable abaratamiento de la factura farmacéutica redundando probablemente en una mayor generalización de su uso.
A diferencia de los FAME, cuyo periodo de latencia excede en muchos casos las seis semanas, las terapias biológicas suelen ser efectivas en las primeras dos o tres semanas y suelen combinarse con metotrexato para mejorar sus, ya de por sí, buenos resultados.
Salvo el Tofacitinib, todas las terapias biológicas se utilizan de forma inyectada, generalmente de forma subcutánea pero, también, de forma intravenosa.
No están recomendados para…
Como norma general los agentes biológicos no deben utilizarse en pacientes con infecciones graves y es imprescindible descartar tuberculosis antes de iniciar anti-TNF a, ya que una de las posibles complicaciones es la reactivación de la tuberculosis.
Los anti-TNF tampoco están recomendados para personas que tienen linfoma o que han sido tratados por linfoma en el pasado.
En líneas generales hoy se puede decir que, en el corto plazo (<5 años), los agentes biológicos están considerados como una terapia segura.